ENTREVISTA DZOFILM a David Curto Director de Fotografía ADFC para la película "Semilla del desierto"
- David Curto

- 23 oct
- 8 Min. de lectura
Tráiler “Semilla del desierto”
¿Puedes contarnos sobre la película en la que has trabajado recientemente y tu papel en la producción?
Seed of the Desert está compuesta por 33 planos secuencia, lo que supuso un enorme desafío tanto técnico como narrativo. Cada toma debía mantener la tensión y el ritmo de la historia sin cortes, obligándonos a trabajar con absoluta precisión, tanto a nivel coreográfico como emocional.
La historia sigue a dos jóvenes implicados en el contrabando de gasolina que se ven atrapados en una serie de situaciones límite donde la supervivencia se convierte en una lucha diaria. Más allá de los peligros externos, lo que realmente me cautivó fue cómo la película explora la transformación interna de los personajes: cómo se enredan sus emociones, cómo se rompen, resisten y evolucionan mientras intentan abrirse camino por el desierto, cargando con el peso de sus propias decisiones.
Fue una película muy intensa de rodar, no solo por las condiciones extremas del rodaje, sino también por la profundidad emocional de la historia. Sin duda, es uno de esos proyectos que marcan un antes y un después, tanto a nivel profesional como personal.


¿Qué cámara y ópticas Vespid Prime elegiste para este proyecto y qué influyó en tu decisión?
La cámara que elegí fue la Sony FX6, grabando externamente por SDI en formato ProRes RAW. Es una cámara extremadamente ligera que permite trabajar con mucha agilidad, algo esencial para nosotros, especialmente considerando las condiciones de rodaje y la cantidad de planos secuencia que debíamos ejecutar.
Tras probar diferentes lentes, acabé eligiendo las Vespid Prime. Para mí, son actualmente de las mejores ópticas full frame en cuanto a equilibrio entre ligereza y tamaño compacto, algo muy difícil de encontrar sin comprometer la calidad. La textura que ofrecen, junto con su apertura T2.1, fueron factores decisivos.
Trabajamos principalmente con las focales 21 mm y 35 mm, con las que rodamos prácticamente toda la película. Como trabajábamos en formato 3:2, en algunos momentos necesitábamos abrir un poco más el campo visual para el espectador, pero siempre quisimos mantener una sensación natural. Justamente eso nos dieron el 21 mm y el 35 mm.
Además, son lentes que apenas generan distorsión en la perspectiva, lo que las hace ideales para este tipo de narración, donde queríamos mantenernos cerca de los personajes sin deformar el espacio ni distraer con la óptica. Todo debía sentirse honesto, limpio y auténtico, y las Vespid Prime fueron perfectas para lograrlo.


¿De qué manera crees que la elección de las Vespid Prime influye en la narración visual de tus películas?
Para mí, la elección de las ópticas siempre es un proceso creativo en sí mismo, además de un momento clave en las pruebas. Cada historia requiere decisiones técnicas y estéticas que permitan que la imagen se vea y se sienta tal como la imaginaste. Y, sin duda, una de las más importantes es la elección del conjunto óptico.
Siempre tengo en cuenta varios aspectos: textura, flares, apertura, peso y tamaño. Me parece esencial encontrar el equilibrio entre lo estético y lo operativo. De nada sirve tener una lente preciosa si no te permite rodar con fluidez o limita tu puesta en escena.
En este proyecto me enamoró la colorimetría orgánica y la textura cremosa de las Vespid Prime, sin perder nitidez. Visualmente me resultaron preciosas y naturales, justo lo que buscaba. Como era una historia filmada con actores no profesionales y en locaciones reales, necesitaba unas ópticas que acompañaran esa autenticidad sin artificios.
Estoy convencido de que fue la mejor elección posible. Sinceramente, no podría estar más satisfecho con el resultado.
También prestamos mucha atención al control de los flares: no queríamos que dominaran la imagen, pero en momentos concretos —a nivel narrativo— trabajamos deliberadamente con el sol en cuadro. En esas situaciones, los flares a T4 o T5.6 se comportaron de forma preciosa, aportando sutileza sin robar protagonismo.
En resumen, creo que las lentes jugaron un papel fundamental y contribuyeron de forma muy positiva a la narrativa visual de la película.


¿Qué desafíos encontraste al usar las Vespid Prime y cómo los resolviste?
Uno de los mayores retos —especialmente para mi equipo de cámara, liderado por Josemi Guijarro (1AC) y Clara Roma (2AC), que hicieron un trabajo excelente— fue la arena. Rodar en medio del desierto significó trabajar bajo condiciones extremas: viento constante, arena y una luz solar muy intensa. Tuvimos que estar atentos en todo momento, limpiando constantemente las lentes, protegiendo el equipo y realizando mantenimiento diario. Sin duda, fue una de las partes más duras de la producción.
Además, la luz podía cambiar drásticamente de un momento a otro, así que contar con filtros ND variables fue clave para mantener la exposición correcta. La mayoría de la película se rodó entre T2.8 y T4, así que conservar esa consistencia era fundamental para mantener el lenguaje visual.
En este tipo de rodajes, la preparación lo es todo: estudiar el entorno, anticipar los problemas y asegurarte de tener las herramientas adecuadas. Estar preparado técnica y personalmente marca la diferencia para que todo fluya incluso cuando el clima o la localización se complican.
También tuvimos una escena en el mar, otro momento crítico. El agua salada es especialmente peligrosa para los componentes electrónicos y las lentes, así que tomamos muchas precauciones: proteger el equipo, cubrirlo cuando no se usaba y realizar una limpieza completa al final del día. Pueden parecer detalles menores, pero son esenciales si quieres llegar al final del rodaje con todo el material en perfectas condiciones.

¿Qué equipo de cámara y lentes utilizaste y cómo contribuyeron a la estética general de la película?
La elección de cámara y ópticas fue un desafío. Al principio, planeaba trabajar con una Alexa Mini LF y un set de Cooke SP anamórficas, pero tras varias visitas técnicas y reuniones creativas con el director, decidí replantear el enfoque. La combinación no se adaptaba del todo a nuestras necesidades técnicas ni narrativas.
Gran parte de la historia transcurre en el interior de un Renault 12, donde también rodamos la mayoría de los planos secuencia. La combinación de cámara y ópticas inicial era demasiado grande y pesada para manejar dentro del vehículo. Incluso pensamos en preparar dos coches idénticos —uno para las escenas y otro con el techo desmontado para montar rigs de cámara y luz—, pero resultó inviable. Podía comprometer la estructura del coche y dificultar las secuencias de acción, así que descartamos esa opción.
Otro motivo fue la diferencia de altura entre los protagonistas, Ceviche y Chelina, que complicaba el encuadre dentro y fuera del coche, especialmente si manteníamos el formato anamórfico clásico 2.39:1. Por eso decidimos trabajar en 3:2, un formato más común en fotografía que en cine, pero que nos permitió encuadrar de forma más orgánica y capturar a los personajes en su propio mundo sin que el paisaje del desierto dominara la imagen.
Desde el principio supe que quería rodar con un sensor full frame, para aprovechar al máximo la luz natural —sobre todo en las escenas de hora azul— y lograr una profundidad de campo más reducida que separara sutilmente a los personajes del entorno sin aislarlos. Tras probar varias opciones, finalmente elegí la Sony FX6, una cámara ligera, versátil y con un rendimiento increíble que superó mis expectativas.
El paso final —y quizá el más importante para definir el look de la película— fue la elección de las lentes. Probé varias opciones hasta descubrir las Vespid Prime de DZOFilm, que nunca había usado antes. En papel parecían interesantes, pero al probarlas junto a otras ópticas me sorprendieron enormemente. Me impresionaron tanto que terminé eligiéndolas para rodar esta historia en pleno desierto.
Lo que más me gustó fue que, además de ser full frame y muy ligeras (algo esencial para rodar dentro del coche), ofrecían una resolución excelente, un bokeh muy natural y exactamente la suavidad y textura que había imaginado. Además, el modo en que manejan el color junto a la FX6 fue perfecto. El resultado final fue justo lo que buscábamos: imágenes naturales, sensibles y con una atmósfera única que ayudaba a contar la historia a través de las emociones e intimidad de los personajes.

¿Cómo comenzó tu relación con las Vespid Prime? ¿Qué te atrajo de ellas inicialmente?
Mi relación con las Vespid Prime fue un amor a primera vista. Pasé de no conocerlas a querer usarlas en muchos proyectos. Creo sinceramente que son ópticas increíblemente versátiles: funcionan igual de bien en un largometraje narrativo que en un comercial, documental o videoclip. Eso es lo que más me fascina de ellas: su capacidad para adaptarse sin perder calidad ni personalidad.
Una de sus mayores virtudes es ser full frame y muy ligeras, lo que abre muchas posibilidades creativas. Su apertura T2.1 las hace rápidas y perfectas para trabajar con luz natural o en condiciones exigentes.
Estéticamente, me encanta su bokeh orgánico y agradable, que nunca resulta forzado. Aporta carácter a la imagen sin robar protagonismo. La textura de las Vespid tiene el equilibrio justo: cremosa, con la suavidad necesaria pero manteniendo cuerpo y definición. Son una apuesta sólida tanto en grandes producciones como en proyectos independientes.
Actualmente estoy deseando probar la serie anamórfica de DZOFilm, para explorar nuevas texturas y lenguajes ópticos en futuros proyectos donde quiera arriesgar más visualmente.

¿Qué has aprendido sobre los equipos cinematográficos a lo largo de tu experiencia? ¿Alguna reflexión destacable?
He aprendido que la tecnología evoluciona a una velocidad impresionante, y cada vez más rápido. Por eso creo que es fundamental dedicar tiempo antes de cada rodaje a probar el equipo, entender sus características y saber cómo sacar el máximo partido. No se trata solo de tener el último modelo, sino de dominarlo y usarlo de la manera más inteligente para potenciar la narrativa.
Algunos elementos, como las lentes, resisten mejor el paso del tiempo. Hoy existe una clara tendencia a recuperar ópticas vintage, cuanto más antiguas, mejor, siempre que estén restauradas y funcionen dentro del flujo de trabajo actual. Me encanta que esto ocurra, porque demuestra que no todo depende de la tecnología digital, sino del carácter único que un instrumento puede aportar a la imagen.
Aun así, con lo rápido que todo avanza, creo que es importante tener variedad y una buena base de recursos técnicos. Pero, sobre todo, ser consciente de qué usas y por qué. Al final, lo más importante siempre será la historia. Nuestro trabajo como directores de fotografía no es solo hacer imágenes bellas, sino tomar decisiones intencionadas que sirvan a la narrativa, optimizando los recursos para amplificar lo que queremos contar.
Eso es, para mí, lo más bello y también lo más desafiante de este oficio. Y justo ahí es donde podemos marcar la diferencia.

¿Qué consejo darías a los nuevos cineastas sobre la elección y uso del equipo para mejorar sus películas?
Diría que lo más caro no siempre es lo mejor. Hoy en día tenemos a nuestro alcance herramientas que nos permiten crear y contar historias sin necesidad de grandes presupuestos. Lo que realmente importa es lo que tienes que decir y cómo eliges contarlo. Me fascina la nueva generación de cineastas: son capaces de hacer cosas increíbles con muy pocos recursos, y eso demuestra que el mayor valor de cualquier proyecto es el talento y la visión que hay detrás.
Es fundamental probar el equipo, conocerlo a fondo, experimentar y equivocarse. De los errores surgen las mejores lecciones y las ideas más originales. También creo que hay que ver mucho cine, empaparse de referencias, rodearse de personas con la misma pasión, compartir experiencias, crecer juntos… y entender que nunca se deja de aprender. Esta industria evoluciona a un ritmo imparable.
Mi consejo es sencillo: rueda. Rueda lo que sea, incluso con amigos, aunque no tengas el equipo ideal. No pongas excusas ni esperes a que te llamen. Aprovecha el momento, porque el tiempo vuela… y si tú no cuentas tus historias, alguien más lo hará.
A continuación os dejamos un documental sobre el making of de la película.
Disfrutadlo!
Behind the scenes "Semilla del desierto :




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